viernes, 30 de enero de 2015

Hoy os traigo un poema de comienzos. No de comienzos en la poesía, sino de comienzos en la vida, en el amor, cuando la sorpresa nos esperaba agazapada en cualquier rincón oscuro de un bar, y todo era peligro y emoción...
















SUBMARINA

Y sin decir nada me decías.

Te dejabas flotar celeste al aire,
burbuja fugaz rota de luces,
brisa casual que en mi estallaba.

Si algún amor hubo más paciente
no tendrá de tu espera la certeza
ni ese beso inexistente tan profundo,
que era verte y no ver lo que guardabas.

Submarina abisal entre almohadones
extendías tus sedales caprichosos
como alambres en las oscuras copas
aburridas de sus hombres,
distraídos tiburones fluorescentes.

La experiencia infantil de tu mirada
fue carnada suficiente a mis hambrunas.

Y allí mordí de tu peligro tres rincones
que me quitaron la sed...
... y un mar de dientes.


***

jueves, 29 de enero de 2015

"Leedme a Góngora... que hoy tengo cuerpo de Góngora...." como decía el transplantado Garcinuño. Yo también tengo hoy el cuerpo clásico, así que os dejo un soneto de los de antes ¡faltaría más!































LA FLOR


La flor es un detalle en la mañana:
despereza sus pétalos madura,
a la abeja le ofrece su dulzura
y vigila paciente tu ventana.

La flor sonríe mística y arcana
admirando la luz de tu hermosura,
bebiéndose la miel de tu cintura,
ansiosa de sentirte más cercana.

Tú cumples puntillosa con su espera
y cortas de raíz la flor del suelo
poniendo su color sobre tu cielo.

La flor llora feliz por vez primera
y enjuga su dolor con tu pañuelo
mientras tiñe de lágrimas el pelo.


***

domingo, 25 de enero de 2015

El cuento corto de hoy...














LA MARIQUITA

Ya viene la mariquita
que vuela y revolotea
saltando de flor en flor.
Se posa en alta ramita
zampándose un lindo pulgón.

“Que rico tan chiquitico,
me voy a dar un hartón
y ya que la vida es bella
al sol me duermo un ratico
para hacer la digestión”.


La Mari se nos despierta
después del tal atracón;
se levanta de la siesta
y se busca otro rincón
donde bailar pizpireta.

“Me voy a jugar un poquico
pues es esa mi pasión
y me acerco a la grosella:
tengo allí unos amiguicos,
que no veo hace un montón”.


Mas cuando levantó el vuelo
se chocó con una tela
tan fina como una media
que no se alzaba del suelo
ni cuatro palmos y medio.

“¿Qué es esto tan delgadico
que me he dado un tropezón?
Son siete hilillos de seda…
…¡ay! me entra mucho miedico
pues se acaba mi canción”.


Ella se mueve y se agita
muerta de miedo y de pena.
Ocho ojos la contemplan
lamiéndose la boquita
pues ya saben lo qué hay de cena:
¡¡Una enorme mariquita!!

(En este mundo de hambrones
ándate siempre con tiento
que aunque haya mil pulgones
son muchos más los hambrientos).


***

viernes, 23 de enero de 2015

"Como la muerte anda en secreto...." estos días rondó cerca, y siempre, en estos casos, uso de mis versos para intentar entenderla, o acaso entenderme...




NO SÉ SI ES DOLOR BASTANTE


Me llega este mensaje
con el color natural de lo sencillo:
un sobre gris, mi nombre y una fecha.

¿Cómo pueden tan pocas letras
despertar las aguas de su lecho,
herir la yema de mis ojos
y contigo en medio derramarse?

Tras la ventana asombran
los mismos ruidos
de calma detenida.

Y no ha pasado nada,

nada

Tan sólo que te has muerto, amigo, para siempre.

Te voy llorando y no sé si es bastante
para inundar de velas
lo mucho que quisimos.

Esto que abraza fuerte dentro
y aprieta y luego rompe
¿es daño suficiente para olvidar
nuestras noches de labio y confidencia?

Es poco este dolor que intento:
Te lo debo más intenso, más airado.

Y así, por aprender tu huida,
impediré que nada quede fuera
tapando mi rostro con luto y escayola,
maquillaré de sal tu muerte
y dibujaré con lodo
todo el rastro de pena que me obliga.


***

Vaya semanita he pasado con la gripe. Pero, bueno, ya estamos aquí y aunque hoy es viernes recuperamos la sección de arte. Otro gran cuadro de Pedro de Juana
















Puerto Chico (Santander) Óleo de Pedro de Juana


***

viernes, 16 de enero de 2015

Hoy toca microrrelato. Un poco duro tal vez, pero ....
















LA VISITA

El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Después y poco a poco lo hicieron todos los amigos de su infancia niña: Siete unicornios, las amapolas, los lapiceros, diez peluches blancos con sus cremalleras…
Y es que no quisieron ver al “viento hombrón” que se coló por la ventana, ni cómo el color rojo del daño se escapó de esas piernas a la cama, ni aquel llanto agazapado bajo el susto grande de sus ojos.

Cuando al fin huyó la sombra tan sólo quedó el duelo…

…y ahí se le secaron, para siempre, las sonrisas y su sed de caramelos.


***

jueves, 15 de enero de 2015

Pues sí, resulta que hoy es mi cumpleaños. Os vuelvo a poner un poema que escribí cuando cumplí 48. Ahora tengo alguno más... pero no recuerdo cuantos.












Tengo cuarenta y ocho años

Cuando era niño o adolescente
imaginé todas mis fronteras.
Me supe atleta, navegante, inventor,
anciano amable, sabio y difuso.

Y también me sentí muerto, un muerto
hermoso y convencido.

Pero así, adulto de medianía,
rutinario, algo achacoso, padre formal,
oscuro ciudadano,

no, así no me aprendí.

Me acuerdo de mi padre, de todos los padres.
Los vi como yo ahora.
Pero ellos siempre fueron padres.
Cuando nací ya eran así,
inmutables y perfectos
como las calles, como los veranos.
Eran otra casta, el resultado natural de una vocación
o un sacrificio.

Tengo cuarenta y ocho años una esposa y dos hijos.

En la vida que inventé me dejé en blanco
estos espacios.

¿Cómo acertar con el siguiente movimiento
de esta partida ciega, si nadie nos dijo
cual era el reglamento?

Tengo cuarenta y ocho años y algo de sueño.



...

martes, 13 de enero de 2015

Un poema a modo de danza para la lluvia, que buena falta hace....
















LOS PARAGUAS NEGROS



Abierto está el domingo para nada,
para darnos temores de paraguas abiertos,
abiertos como todos los domingos
metafóricos y blandos.

Ya no quedan azules los paseos negros,
negros como paraguas enemigos de la lluvia
bañada en parafina y cielo, la que sucede
los otoños sedientos y adornados
con crisantemos de luz, golosos
injertos de otros días

y de domingos abiertos como nada o aire,
y de paraguas negros,
como negros paseos añorantes de azul.


***

lunes, 12 de enero de 2015

Empecé a escribir poesía, por motivos largos de explicar, a finales del año 2007. Durante dos años sólo poesía. Luego, y por insistencia de mi entorno, probé con el relato corto y....¡milagrosamente gané un premio con mi primer relato! Os lo traigo aquí de nuevo, porque le tengo especial cariño.



POR LAS ESTEPAS
.
De nuevo tuve que aguardar junto a la puerta.

Hay algo en Ana que va más allá de la simple impuntualidad, algo que la retiene involuntaria frente al espejo, algo íntimo y hermoso.

Es coqueta Ana, y eso me gusta, aunque me haga esperar demasiadas veces.

Inquieto, me limité a emitir un gruñido suave, casi una súplica. La quiero demasiado para regañarla.

Al fin salimos al aire frío, a los azules suspensos, a los olores curtidos de vida que nutren el barrio. El paseo fue más largo de lo habitual. Hoy es un día distinto. Lo sé porque tuvimos que llegarnos hasta la pastelería New York. Queda más lejos, pero nadie hace las reinas de nata como ellos. Y las pastas de té.

Ana sabe que soy feliz cuando esto ocurre y me reservó la sorpresa hasta el final. El intenso almizcle de los obradores, el perfume del bizcocho, la solidez gustosa de la nata…

Inevitablemente hoy es especial: Vienen todos los que importan a comer.

Ahora entiendo su demora, más reposada que en otras ocasiones, su nerviosismo feliz, lo luminoso de su aroma.

De vuelta a casa, Ana se desliza ligera, risueña, nube, mientras susurra despaciosamente “ne me quitte pas, il faut oblier…”
y yo, a su lado, airoso y firme como un gallo.

***

La primera en presentarse es la pequeña Eva, acompañada de Fernando, su padre y exmarido de Ana.

No nos soportamos y ambos lo sabemos, aunque disimulamos lo suficiente para que la sangre no salpique. Algún día, tal vez, le tendré que recordar que ahora Ana está conmigo, sólo conmigo. Felizmente se fue enseguida.

Eva todavía tiene ocho años y mucho juego dentro, mucha curiosidad de cachorro. Siempre me sorprenden sus descaros.

Al poco llega Antonio. Trae una botella de vino, un ramo de despistes y el desenfado pausado de los años. Antonio es el padre de Ana, al decir, el abuelo de Eva. Vive solo en el destartalado y enorme piso familiar. Demasiado solo; por eso, estas pequeñas ocasiones son tan importantes para él.

Siempre lamenta la dificultad de reunir a la familia al completo, pero sabe que es imposible:

Su hija mayor, María, vive en California, soltera, lesbiana, egocéntrica. Raramente viene a España y cuando lo hace no tiene demasiado tiempo para nadie.

Luis, el único varón. Ha discutido con todos (siempre fue un celoso) y, a efectos prácticos, no existe. Además su esposa es insufrible, por lo que tampoco se les echa en falta.

Alicia, la menor, marchó a La Coruña con su pareja actual (una de tantas), y sus visitas cada vez son más espaciadas, aunque con ella todo está bien.


Tal vez por eso Ana se ha convertido en el centro involuntario de la vida familiar, especialmente desde que se separó de Fernando. Entonces yo no había aparecido aún en la historia de Ana. Ahora puedo decir, con orgullo, que soy el eje imprescindible de la familia, el equilibrio necesario.

Por fin asoma Matilde, tarde y urgente, lo que no sorprende a nadie. Es la hija mayor de Ana. A sus 20 años ya hace vida independiente. Todavía está en esa etapa en la que piensa que la familia es más bien una molestia. Supone, ingenua, que sus experiencias son maravillosamente únicas y que nadie la puede comprender. Es la arrogancia de la juventud, el siempre nuevo descubrimiento de las cosas, el ciclo interminable. Ya madurará y, entonces, su instinto la traerá de nuevo al orden de la vida.

***

La casa, ya completa, se ha envuelto de voces y emociones. Algunas nuevas y brillantes, recién despiertas como en Eva. Otras, serenas, entrañables y tiernas en los ojos de Ana o en la austera mirada de Antonio. Alguna inquieta, y fuera, y algo ausente en los labios prietos de Matilde. Pero todas cómplices, ligadas por un tenue asombro de pieles conocidas más allá de palabras, algo que se resume infinito entre los genes.

Cada uno de ellos es un árbol de la estepa, mi universo, y a todos les entrego la ración de afecto que precisan.

La amistad nacida entre Antonio y yo tiene un ritmo especial, respetuoso y lento. Sabe que soy el mejor de los oyentes y al mirarnos a los ojos, todo queda dicho sin decirnos nada.

Con frecuencia bajamos al parque y allí me habla con detallada nostalgia de otros tiempos, de su esposa muerta, de una infancia lejana; de cuando las familias eran grandes, inmutables y se agrupaban como almiares en torno del patriarca.

-“Mi padre –recuerda-, sólo necesitaba un gesto y todo se callaba. Y luego vinieron los noviazgos, las esperas. Fundamos el hogar en tiempos duros, apretados. Y fue un buen lugar para los niños, y fueron buenos años. Faltaban cosas, pero sobraba cariño. Después crecieron, comenzaron los estudios, entablaron sus batallas. Y ahora me llegó la soledad… ¿qué hicimos tan mal?”- entonces calla y mira lejos, y escucha dentro. Yo comparto entero su silencio.

Eva es mi favorita. Disfruto viéndola jugar en el parque con otros niños. Es divertido cuando Ahmed quiere tener cuatro novias, o cuando niñas y niños juegan a divorciarse y se pelean. Al final siempre ganan las niñas, pues son más resueltas. En ocasiones participo de sus guerras y soy montura y soy jumento. Y me agotan y vuelvo al tiempo de los besos y corro, corro hasta gastarme el alma.

Con Matilde tengo más distancia. La veo poco y escoge mantenerse ajena. Pero trae en la ropa y en su aire un relato de miedos, de ansias, de tantas ganas de vivir… y un fondo algo tiznado de alcohol, humo y nostalgia.

Definitivamente, Ana.

Imaginadlo todo, abarcad el cielo con los brazos y atisbaréis el rastro leve de su esencia. Hembra serena, completa, amiga. Compañera leal, sin condiciones, deliciosamente mía.

Cuando de noche, Ana, agotada, cae al sueño pronta.

Yo me tiendo a los pies de la cama y protejo su reposo. Y mientras duermo alerta, comienzan mis andanzas por la estepa. El viento, la nieve, el olor de la presa, la manada, mi fiereza. La antigua llamada de los clanes.

Soy Hans, el perro de la casa, guardián de esta familia, su muralla, y en mis dientes oculto mil aullidos.



Este perro lo dibujo mi hijo Cosme para este relato con 11 años. No es copia, sino pura imaginación.







***

domingo, 11 de enero de 2015

Domingo de enero para el niño y el abuelo, domingo ¡qué maravilla para el niño y su familia!....



















EL GRILLO Y LA RANA


El grillo Pepillo
cantaba muy pillo
junto a un alhelí
Cricrí, cricrí, cricrí.

La rana Facunda
croaba jocunda
cerca del pilón
Crocró, crocró, crocró.

¡Tremendo alboroto
suena en el jardín!
¡Cricró, cricró, cricrí!


Para hacerse oir
el grillo chiquito
grita un poquitín
Cricrí, cricrí, cricrí

Esto le disgusta
a la gran Facunda
que alza el vozarrón
Crocró, crocró, crocró

¡Y todo el confín
retumba un montón!
Crocrí, crocrí, crocró.


Enfadado el grillo
le dijo ofendido
¡Largate de aquí!
CRICRÍ, CRICRÍ, CRICRÍ

La rana confusa
contesto rotunda
¡Porque quieras tú!
CROCRÓ, CROCRÓ, CROCRÓ

¡Se retan a un duelo
galante y gentil!
CRICRÓ, CRICRÓ, CRICRÍ


El grillo muy digno
deja su escondite
bajo el alhelí
CRICRÍ, CRICRÍ, CRICRÍ

La rana es muy cuca
y sale en su busca
dejando el pilón
CROCRÓ, CROCRÓ, CROCRÓ

Chirriando llegó el cantarín
y la rana Facunda se lo merendó.
CROCRÍ, CROCRÍ, CROCRÓ


Después que se relamió
la rana croó feliz
y esto fue lo que salió:
¡CRICRÍ, CRICRÍ, CRICRÍ!

Ahora os pregunto yo:
En esta historia ruin
¿quién se quedó campeón?

¡CRICRÓ, CRICRÓ!



***

viernes, 9 de enero de 2015

La barbarie islámica no tiene justificación. Ninguna barbarie la tiene. Pero tampoco debe servir de excusa para otras actitudes, ni justificar el odio al otro. ¿Cuántas veces hemos oído aquello de "no soy racista pero...."? Lo peor es que sí, que es racista, pero no lo sabe. En este poema le pongo palabras a esas emociones escondidas. Creo que os gustará.
















SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS


Se le tiñen de ocre las encías
a la mujer protesta, la del cardado afable,
casi abuela, maternalmente
muerta, seminalmente indignada.

Se enverdece su piel casi a mordiscos
y se hace anfibia la lengua portavoz
de otras diez comisuras
para decir que no, que no confía
en el color azul de los ahogados
ni acariciará a sus hijos de cabellos crespos
exiliados, calladamente oscuros.

Se le infectan de miedo los temores
y no sabe,
no sabe que le crece dentro un tahalí
moreno, un carcaj dudoso y afilado,
la perfección del odio permanente,
un ojo aislado y tuerto,
un continente insulto
y alambrado como su esencia blanca
gotera y alambique
-pura mortaja con genes desvaídos-
del semental más flojo.

Se le hinchan de suspiros los collares
y pide compasión
por los negritos, tan monos cuando lejos, tan contentos
como los angelitos de Machín
soplando en las iglesias
-lástima que luego crecen-
con sus alas pegadas en el techo.

Le nace una emoción que tiene nombre
y no comprende ni la nombra
-pero ¿qué queréis si nadie se lo dice?-


***

jueves, 8 de enero de 2015

Hoy microrrelato con un toque de humor... que bastante mal está todo.¡ A ver esas sonrisas...que se vean los dientes!!



AMOR Y GINGIVITIS

En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica, o eso al menos le parecía a Ramón Martín mientras recordaba un viejo verso:

“¿por qué amor, con dolor duermes mis labios?”

La cosa tenía miga, pues así tumbado, sometido a sus designios, entregado y dócil… Inflamado por el roce de su muslos cálidos, por la sugestión punzante de sus pequeñas manos y esos ojos tan fijos sobre él que le empapaban…pero, ¿tenía sentido todo aquello?...

Y en eso andaba reflexionando Ramón, cuando, con un gesto experto, ella se acercó más y comenzó a taladrar su segundo premolar inferior…

¡Qué dañino es el amor en manos de tu dentista!


***

miércoles, 7 de enero de 2015

lunes, 5 de enero de 2015

Empieza el año, hacemos planes, repasamos lo vivido.... este es el poema que dió nombre al blog. Apenas lo recordaba. Advierto: No es de los fáciles pero, si lo releéis, tal vez os guste...



CODERAS


Escojo
palabras como alambres
para coser aquellas horas griegas
de mis egregios arrebatos indolentes;

deslizo
una sandalia túnica y pregunta
por provocar un aire viejiloco
bajo estos pantalones huecos
que me arrastran aburridamente leve.

Que soy todo rincón
y me impongo la genialidad
de un sacrificio esposo y fértil.

Repaso
cada agobio recurrente
y me hago fuerte, y fuerte me desdoblo
a cada lado de mis actos sables.

Suturo
una respuesta tisular
bordada en bocas reposadas
y las coloco, patéticas coderas,
sobre los días gastados
y rugosos.


***

domingo, 4 de enero de 2015

Pues eso.... domingo y cuento























LA RANA Y LA CHARCA


Después de zamparse al grillo
la rana Facunda salió a pasear,
y al fondo de un largo pasillo
descubrió una charca cual el mar:
reluciente y con más brillo.

“¡Albricias! Croó pasmada
jamás conocí otro lugar
con el agua tan calmada
que entran ganas de nadar.

Y además no hay enemigos
que me puedan espantar
pues no veo ningún anfibio
ni se escucha otro croar.

El entorno es primoroso:
Verde hierba, suave arena,
altos chopos, seto hermoso
y un montón de larvas tiernas.

Aquí me quedaré a vivir,
que parece el paraíso
pues consigue reunir
todo lo que yo preciso”.


La rana se durmió encantada
al borde mismo del agua clara;
ya sería la mañana bien pasada
que oyó ese estruendo muy asustada.

Un humano griterío la aturdía
mientras unas cuantas manos
señalaban con el dedo su guarida
y otras tantas la prendían sin cuidado.

En un frasco la pusieron con presteza
sacándola por la puerta principal
pero no pudo leer, cegada por la tristeza,
ese cártel que decía: “Piscina Municipal”

Y es que leer es imprescindible
pues si Facunda hubiera sabido
nunca se habría metido
en un lío tan terrible.


***

viernes, 2 de enero de 2015

Como cada nuevo año tengo la desagradable tendencia a sumirme en reflexiones infumables, os dejo este poema que refleja mi estado de ánimo... (pero no me hagáis ni caso, por favor)

























LA NAUSEA

Françoise lo amó con medias
y rutina
-eran de seda-.

Igual pensó Antoine mientras la odiaba
-quizás por grises, quizás por nada-
o por estar ahí .

Entraba desde dentro vaciándose en mareo,
como una perspectiva de Carrá, sin fondo
ni rostro el maniquí.

Jean-Paul decidió que era la nausea.

Nosotros paseábamos con tedio
y Montparnasse.

***