miércoles, 23 de noviembre de 2016

Hay días que vienen con daño, a veces. A veces son meses, a veces años. Este poema es de los primeros y tiene mucho de ingenuidad. Probablemente ya lo habré puesto alguna vez, pero no importa, hoy me lo piden el cuerpo y las ganas de sacar una sonrisa o un deseo a ti, que lees estos versos..

























A VECES ME GUSTA TANTO LA VIDA


A veces me gusta tanto la vida que muero en los temores
de perderla, a veces.

Y es tan así que cuando quiere abrasarme la penuria
me inundo de montañas y de nubes,
cabalgo cielos, apreso soles, me baño en viento y espirales,
sonrío lunas, dibujo estrellas, amago versos y río;
río como sólo ríen, cuando ríen, los que viven serios.

Y me quiero vivo, intenso, para escribir de amores,
de sueños y fronteras, de ayeres, de lluvias imposibles
como besos; y pienso, pienso en brazos y paseos
caminando sobre aguas que sacian, a veces, la sed de mi horizonte;

y entonces siento que estoy vivo, y vuelvo a ti,
a ti, cintura y tiempo.

(Después, aún me gusta más y más me muero).


***

lunes, 14 de noviembre de 2016

Los sabios como Einstein describen la realidad desde sus fórmulas, pero nunca aciertan con las cuestiones emocionales, que saltan tiempos y espacios como si tal cosa. A lo mejor tendrían que investigar por ahí...



















COMO ENTONCES


Ayer marqué un pasado
tejido de guarismos.

Apareció tu voz con veinte años más,
inexistentes
y te asomaste a mí, como entonces,
sorpresa, tierna, efervescente.

Extrañé sentir la otra, la nueva,
la de ahora.
Muéstrame tus credenciales
por ver si, como entonces,
ansías, tiemblas, dudas,
tan insegura siempre,
tan espuma.

Engáñame sin miedo
a la mentira y vuelve, como entonces,
amiga, fuente, soñadora.


***

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Ayer era amor... hoy toca la otra cara de la vida. Así es como ocurren las cosas, así es como me siento en el recuerdo y el dolor.





















HABITACIÓN 319

Allí aprendí que sin mirada
o palabra, nada existe.

Te llevaron un abril de las camillas
y no volviste más para quererme.

Se quedó toda tu vida en esa baba
tumoral, blanda, deshecha,
abrazada a un bisturí seco y durmiente.

Después ya no hubo besos,
tan sólo un ojo neutro acusador
y esa rabia espera, amortajada
de verde y camisones.

Tú no estabas aquí y eran despojos
lo que ungíamos sin ruido,
rituales, en los meses velatorio,
afiladamente lentos.

Cuando apareció el desmayo
con la muerte verdadera, no lloré
del abandono:
me rasgué por la manera.



***

lunes, 7 de noviembre de 2016

... y aquí otro guiño para quien lo sabe. Como ya van dos, ahora me he quedado ciego, subido en el recuerdo (puede que fuese de noche y tal vez era septiembre, pero seguro que en mil novecientos ochenta y tantos...)



























DE RAYAS ENCONTRÉ EL DESEO


De rayas encontré el deseo y tres botones
que nos separaban.

Tal vez fuera un segundo más largo que ninguno
el que apretó la venda
y dio las ganas de bebernos diluidos en acero,
moldeados con besos al champán,
todo burbujas.

Olvidamos el amor educado y negligente
de los elfos que deslizan poemas entre muslos
mientras liban con lánguida pereza
el rubor aburrido de un pezón
como de agua.

Y allí fueron carreras enganchados los alientos
hasta el techo y mucho más desnudos
y mucho más que dos los animales
avarientos sin modales ni ataduras:
sangre y mordiscos.

***

domingo, 6 de noviembre de 2016

Escribimos desde nuestras emociones intentando conectar con las emociones colectivas. Pero en ocasiones, los poemas tienen nombre y apellidos, y estos dos que pongo ahora son de esos. A mi me gustan, y espero que a todos (y aquí pongo un guiño para quien le tienen que gustar más).
































DIOSAS



No te supe mujer, te sentí diosa múltiple,
exacto aliento doble,
álgebra de brazos-piernas,
razón de besos circulares.

Eras tú y erais vosotras.

Me alcé bífido y bifronte,
apetito solar puesto en los dedos,
boca geminada
sobre dos lunas de Marte,
eco de labios repetida,
vasija duplicada entera.

Orilla de dos mares juntas
revoltosas,
alfabeto con deltas anegadas
por mi río plural y repartido.

Esponjas
arropadas bajo un lienzo,
verbo
desnudo entre dos sombras.



AD INFINITUM



Ha de ser este poema, amor, lo mismo
que el amor sintiera.
Si hubo un tiempo de los raptos mutuos
tendrán los versos la bondad graciosa
de alargar los brazos, repetir sin pausa
los eternos goces, las caricias bravas
y ser teoría de la mezcla entera.

Porque pasamos las noches con nosotros dentro
intactos y golosos de sabernos infinitos
en el aire, pirueta espiral de dentro a fuera tú
y otra vez tú, viento soplado en mis pulmones
vueltos, plenos de hiedra revoltosa y fértil,
abrazados por el poder gigante de los bosques,
de los altos dioses, de la dulce hierba.

Luego la muerte, pues no fue sino gemido
o estertor lo que huyó ascendente tras la vida,
del dolor durmiente a tu sonrisa.

Porque ya pasaron esas horas de tormenta
desmayada,
ha de ser este poema, amor, el amor mismo,
incesante réplica que del amor fuera.