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¿De dónde este reír frontero, esta agonía
mestiza y trampa, estos mis dedos pares?
¿De dónde las distancias anchas,
el respirar de jade, los pecados
de tres ojos muy verdes y esta boca?
-mi pozo grande para cuando llueve-
¿De dónde el despertar terco y frondoso
firmado de elefante,
mis mismas ganas águilas, mi propio nombre
incendio, mi nariz musgo y escama?
¿De dónde sino de aquella vuestra rabia a impulsos
y estertores plácidos,
de aquél choque de genes?
Tengo el recuerdo ausente de que estuve
vuestro en cada beso a trozos, dividido y puente,
resucitado a espasmos, a empujones.
De todos esos abrazos cenitales
guardo la matriz de un grito sin llanto
y unos labios abiertos,
y esta memoria doble.
...
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