.
Llegados a esta altura
de equilibrios,
se impone conceder un argumento
implacable, tenaz, lleno de hormigas,
tantas como días ocurren
en filas por tu espalda.
Apareces encumbrada y fatal,
casi estupenda,
dispuesta a derramar vitriolo
por mis huesos y tatuarlos con pez
y repartirlos entre el pueblo,
culpables de ser míos,
como todos los martes zurcidos con nostalgia
nevada y bolchevique.
Y son tantas las banderas
y tantos son los muertos recorriendo
el calendario nupcial
que afirmamos valientes;
y son los octubres tan rojos
y tan fuertes nosotros, acerados,
remachados con besos,
invencibles.
...
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