lunes, 11 de mayo de 2015
Paseo por el amor y la muerte (las dos, la grande y la pequeña)
AD INFINITUM
(La petit mort)
Ha de ser este poema, amor, lo mismo
que el amor sintiera.
Si hubo un tiempo de los raptos mutuos
tendrán los versos la bondad graciosa
de alargar los brazos, repetir sin pausa
los eternos goces, las caricias bravas
y ser teoría de la mezcla entera.
Porque pasaron las noches con nosotros dentro
intactos y golosos de sabernos infinitos
en el aire, pirueta espiral de dentro a fuera tú
y otra vez tú, viento soplado en mis pulmones
vueltos, plenos de hiedra revoltosa y fértil,
abrazados por el poder gigante de los bosques,
de los altos dioses, de la dulce hierba.
Luego la muerte, pues no fue sino gemido
o estertor lo que huyó ascendente tras la vida,
del dolor durmiente a la sonrisa.
Porque ya pasaron esas horas de tormenta
desmayada,
ha de ser este poema, amor, el amor mismo,
incesante réplica que del amor fuera.
***
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