.
No pidió permiso el hambre
para tomar la vez.
La palabra comer fue la primera,
después llegaron todas a su boca
una encima de otra amontonadas.
Y luego tuvo sed de caramelos.
Así secaron los cariños dulces
que decías
y te quedaste mudo
y te llegó la nada al gesto,
ausentes los verbos, tullida la lengua
y ya no tuve padre ni adjetivos,
tan sólo la presencia de tu estatua
gritándole a las cosas sin su nombre
-vaciadamente ingratas-
una maraña de miradas, silencios
y tristeza.
...
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