.
Me llegaron los mayos dando tumbos
sin darle paso al paso que llevaba.
Me atraganté de codos, piernas
y barullos, mientras soñaba ser más listo
que ninguno.
Me desperté con gatos negros tras los ojos
ataviados de uñas, dientes y lamidos.
Me tropezaron tres bigotes engañosos
y comprobé que el suelo estaba lejos
de mi risa.
Apresuré el camino hasta el ocaso
haciéndole carrera a lo imposible.
Allí triunfó la vida mano a mano
y me partí esta necia frente en
su tabique.
...
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