domingo, 4 de diciembre de 2011
Diciembre... otra vez
ARRUGAS (a mi padre... por los años que no cumplió)
Qué extrañas las arrugas imponentes
de tus huesos
temblando el calcio por los años
que no tienes y te cuento, y te pronuncio.
Noventa puñetazos en la fecha
señalados, y treinta caracoles, treinta,
que no llegan
como treinta monedas traicioneras,
como treinta aldabonazos.
Te quise adjudicar todas las deudas
y hacerte reo por faltarme tanto y cuánto
-sobre todo cuánto-
de tus dedos a mis canas sin remedio.
Ahora que no puedo imaginarte
siendo un viejo paso a paso
te adjudico una arruga por diciembre
de regalo, y la cuelgo profunda
entre mis gestos.
***
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