jueves, 11 de julio de 2019

DE ORIENTES Y CALORES (dedicado a Lorenzo y Lidia)



Tuve que creerme racional para entenderos…
… y entonces la magia se hizo cierta.
Porque nada es casual en vuestra historia:
Empiezo por Lorién, bañado en soles,
adicto a brasas, parrillas y otros fuegos,
simétrico insolente, casi oriental.
Necesitabas husmear los reinos viejos,
los que brillan de amarillo oro:
Troya inmortal, Frigia opulenta y Lidia …
Lidia sí, Lidia adolescente y genital…
Pero no te culpes, mujer,
pues fue fatalidad, puro embeleso sin opción…
que los soles derriten sin saberlo,
así, como un bostezo
ensoñador de vírgenes doncellas.
Mas de aquella furia aprendisteis
que el amor es siempre uno,
y a veces rompe nuestra soledad
celular, única, elemental;
amor que de amor mata en su pequeño instante
donde somos otro y otra, es decir, juntos y lo mismo,
capricho ancestral de aquellos dioses
que, a veces, escondemos en nombres
como África, la tropical, tallada en oro…
o Elia, reina solar de luz dorada.
¿Veis? otra vez oros y soles, porque nada es casual
como ya os dije, ni los cielos cielo
ni este día solsticial, tiznado de futuro,
abrazos, familias y deseos.


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