miércoles, 22 de septiembre de 2010
NACIMIENTO
NACIMIENTO
Te trajeron a mí como un rugido,
eras todo pulmón y boca abierta.
Vestías esa piel con laberintos
donde perderme en besos,
secuestrada mi baba para siempre.
Pedacito de carne amamantada,
león falto de dientes, doctor en estrategia.
Te bebiste mis dominios
adormido por dos pechos rebosantes
que eran míos -o lo fueron-
Del miedo a lo perdido
me nació el divino instinto
de morderte hasta la sangre
y desaparecerte.
¿Por qué supiste niño
que tu olor a sauce
empaparía esta sed llena de arañas?
Y así que me agarraste,
nuestras pieles sellaron
-impacientes-
el eterno pacto de los dedos.
***
...
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