.
Françoise lo amó con medias
y rutina
-eran de seda-.
Igual pensó Antoine mientras la odiaba
-quizás por grises, quizás por nada-
o por estar ahí .
Entraba desde dentro vaciándose en mareo,
como una perspectiva de Carrá, sin fondo
ni rostro el maniquí.
Jean-Paul decidió que era la nausea.
Nosotros paseábamos con tedio
y Montparnasse.
...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario