viernes, 29 de octubre de 2010

ELECCIÓN

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Podría empezar con fumarolas en los techos,

o tal vez devanando

una porción de enredos como mis manos robles,

aunque prefiero la cuarta parte oscura

que se oculta del verso y de la tierra.



Nada me impide asaltar el hueso de los verbos

o extender un racimo de adjetivos

muertos, exangües, nochibundos,

colorientos, languiflojos y sedados

hasta el codo,

pero elegí el temblor de las palabras ciertas,

las que huelen a escombros y pinchan

y son dientes; las que tiran a dar

y siempre aciertan con los ojos

y luego aprietan, aprietan y convencen

y más que todo asustan.



Porque no nos gusta el rostro denso de los ciegos

ni recordarnos poderosos

y ahora octubres;



porque creímos en París, sus alamedas,

y en las calles de pavesas durmientes

pintadas de lechuzas;



porque te elijo a ti

como digo correr, camisa o calendario,



como escojo vivir sin aspavientos,

buscándome en los hombros



y tal vez sea libre.




...

lunes, 18 de octubre de 2010

HUIDA EN RIZOS

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Sobre la inaudita sencillez de lo más grande
me confieso incapaz aletargado,
innoble por un doble pecado de anestesia,

omiso,

<         >y piedra,

<                             >y corcho,

<                                                     >y torpe.

Pasearon tres hormigas de muerte

<                                             >por mi espalda

y sólo hice rascarme las cosquillas
sin sentir la pena que llamaba con antenas
manchadas de tu sangre manantial

<                                             >mordido y mudo.

Y cómo no gritarme sin aullidos,
y cómo regresar con tu envolvente
capuchón tan frío como un cuerpo arrebatado
de mi lado sin esquinas,

<                                             >erizadamente quieto.


¿Quién te ayudó a escapar de esta armadura
sin arañar del todo nuestra puerta?


...

lunes, 4 de octubre de 2010

FUGA EN AMARILLO

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Me insolé de distancia
y amarillo.

Apresurábamos junio en los cantiles
formidable de juncos y ratones;
medimos un nuevo destierro,
-tan nuevos nosotros-
asombrosos turistas bachilleres
cansando de salitre los zapatos.

Y yo pariendo eras
con Silvio dormido entre mis sienes duras
-abundante esa hoguera resentida-
como un regalo de alfileres sin estuche.

Que si escapaba fuera furo
de mi lento esfuerzo-intento
por faltar del todo, padre,
a tu presencia trepanada

y yo volviendo de tu muerte
adelantada en mi futuro,

dolida fuga con bemoles-tigre.



...