jueves, 24 de marzo de 2011

CARACOLEOS

Hoy tengo el cuerpo infantil, así que toca cuento. Confío en que os guste

¡Qué duro es ser caracol!

Ya llovió; yo salgo de paseito,
andando tan despacito
como avanza un caracol.

Me desplazo entre las ramas
bordeo por las ventanas
y escalo ese macetón.

¡Que duro es ser caracol!

Regreso bien comidito
dejando rastro de plata
pues se acerca un nubarrón.

¡Que duro es ser caracol!

Ya se acaba la mañana,
noto el fragor de unos pasos,
siento una sombra lejana...
¡...y recibo un pisotón!.

¡Que duro es ser caracol
entre tanta prisa humana!



...

6 comentarios:

Charcos dijo...

pues me ha encantado! debo tener una fibra tierna... o dos

besicos

Laura Caro Pardo dijo...

¡ Qué bonito te quedó!
¿ Me dejas que se lo enseñe a las maestras de mi cole, para que se lo enseñen a sus niños?
Un saludo.

CODERAS dijo...

Gracias Charcos, me alegro de haberte tocado.... la fibra
y, por supuesto Laura, claro que puedes enseñárselo a las maestras para que se lo lean a los niños, faltaría más (¿pues no escribimos para eso, para que nos lean?)

Gracias a las dos

Laura Caro Pardo dijo...

Muchas gracias, Ignacio.
Les va a encantar.
Un saludo.

Laura Caro Pardo dijo...

Mis compañeras especialistas en niños pequeños me han sugerido un pequeño cambio en el poema.
En lugar de:
¡...y recibo un pisotón!
Poner:
¿ Me darán un pisotón?
El motivo es que si no parece que el caracol muere aplastado y a los niños les da pena.
¿ Puedo cambiarlo para los niños?
Un abrazo.

CODERAS dijo...

Si ellas lo consideran conveniente, no hay ningún problema en que cambien eso o cualquier otro detalle.
Personalmente soy partidario de no ocultar a los niños la realidad, en todas sus dimensiones, pues el daño y el dolor, y la muerte y la vida, están ahí y debemos aprender a asumirlas como algo natural desde pequeños. He llegado a leer versiones de cuentos clásicos donde el lobo se desmaya y cosas así...pero bueno, no voy a ser yo quien dicte reglas a nadie. Así que sí, que adelante con los cambios que consideren oportunos.

Un beso muy despacito