.
Abundan de tremor los viejos versos
los que parió Vallejo y otros más
que le nacieron de la axila al pelo.
Suspiran de ciudad y huesos muertos
húmedos de pan y lluvia y mar
y de aguaceros que empaparon lechos.
Derrotan soledad de abetos-cedro
sin pureza en faldas o laderas o mentiras
de amor subido en pechos de colegio.
Revientan mi inventar de nuevos techos
los que rompió Aragón de surreal
que no dejaron voz ni acaso suelo.
...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario