miércoles, 14 de abril de 2010

LA PLUMA

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Mirar su vuelo y entenderla
pelo a pelo.
Mirar de nuevo, balancín
sin hilos en el cielo,
caprichosa locura de giros
que describen mi destino
con la tinta de otros dedos.

Mirad, miradla.
Tiene su forma la curva de una burla,
como figura de coma
que detuviese en el aire
la impaciencia de una vida.

Llega al suelo blanda, enigma.

De su peso el cielo inclina,
y sin prisa se abre al miedo.



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