viernes, 26 de febrero de 2010

HOLLÍN

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León es rubio y ceniza,
cerveza de Praga.

También es serio,
ahora.

León cree que tiene diez años,
aunque sus ojos cuentan más.

León cuida de Arthur,
limpia las botas de Arthur,
prepara el uniforme de Arthur.

Es bueno Arthur,
y fuerte.

A los niños les gustan los hombres fuertes.

Arthur le trae golosinas por las noches,
cuando le acaricia el pelo, cuando le mira.

León no llora.
Nunca.
Las lágrimas que surcan son por el hollín.

Siempre hay hollín en Birkenau, siempre

Se lo contará a sus padres,
algún día,
algún día.

El 19 de enero de 1945
en Birkenau,
León ya no pudo llorar más

-y el aire siguió sudando hollín-



...

3 comentarios:

Maria Lua dijo...

Ya conocía ese poema tuyo,
querido Ignacio...
Un poema que duele!
Excelente, amigo...
Besos, con mucho cariño
Maria Lua

Ana Muela Sopeña dijo...

Un poema doloroso e impresionante, Ignacio...

He llegado a tu blog. Tu poesía es maravillosa.

Un beso, con cariño
Ana

Anónimo dijo...

Este poema ya lo había leído por ahí, no me acuerdo donde, el caso es que me encanta,pero de verdad me encanta... te saluda Ángeles.