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¿Qué esperaban los dioses de tu muerte?
¿Y los hombres, hijos del altivo Atreo?
Y no sabías nada,
¿qué intuyen las gacelas si acecha una leona?
¿la inquieta corza escucha acaso
un silbo de saeta y bebe del manantial
creyendo que su sangre es agua fresca?
¿Así miraste a los ojos de tu padre, antes justo
del certero golpe, y te viste de flores llamada
por las vírgenes de Hades?
Espantáronse las diosas de tu ocaso,
Artemisa te llevó del brazo hasta su reino
y allí naciste viva cervatilla.
Más rieron la estulticia de los hombres,
burlaron al cobarde Agamenón
y al cornudo Menelao,
embrujaron a Odiseo, tan ladrón como astuto,
renegaron de Aquiles,
inmortal por su talón, y de todos los aqueos erectos,
como perros encelados, ante el oro
de la mágica Ilios.
“Y tuvieron su viento,
y murieron sus héroes
y vencieron su guerra,
y raptaron a Helena
-tomando venganza de Troya-
y tornaron a Hélade
para ocultar amargos
su vergüenza”
...
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1 comentario:
¡Que bonito por Dios!
Con la boca abierta me has dejado.
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