domingo, 7 de diciembre de 2014

Bueno, como ya sabéis los domingos son para los niños.... ¿o no?




















EL ESCARABAJO PRESUMIDO

Vuela el escarabajo
por el jardín del edén
zumbando como un badajo
de tan gordo como es.

De color negro brillante
presumido y coquetón,
en las manos lleva guantes
de seda con algodón.

A todos va saludando
con gestos muy elegantes,
mientras tanto va silbando
canciones de las de antes.

Cuando ve a las mariquitas
se dice muy pensativo:
“¿Qué tendrán estas chiquitas
que todos las ven bonitas?”

“Pues yo no voy a ser menos,
que también quiero gustar:
¿dónde estará ese secreto
que necesito encontrar?”

“¿Será porque son pequeñas?
Pues así es la garrapata
y siempre recibe leña
en cuanto mete la pata.”

“¿Será por ser tan risueñas?
También se ríen la hienas
y cuando con ella sueñas
te quedas lleno de pena.”

“¿Será porqué son muy rojas
con siete pintas muy negras?
ya encontré la paradoja:
¡me tendré que poner pecas!”

Sabedor del gran secreto
se afanó en la solución
buscando el modo discreto
de no llamar la atención.

Con siete granos de arena
que introdujo en su bolsón
y una bola de resina
fue al pintor rauda y veloz.

Le dijo a la cochinilla:
pégame estos siete granos
como si fueran estrellas
en las noches de verano.

Luego me das cuatro manos
con esa pintura roja
que les gusta a los humanos
y que escondes en tu alforja.

De rojo y grana pintado
el encargo se ha cumplido;
las piedras son retiradas
y él se mira convencido.

Así quedó nuestro amigo,
de mariquita vestido,
tan contento como un crío
al que le dan un triciclo.

Mas creed lo que yo os digo
que al verlo tan gordinflón
todos en el huerto han dicho:
¡tremendo el mariquitón!

Ya de nuevo paseaba
entre dientes de león
saludando al que pasaba
creyéndose el campeón

Se acercó a las mariquitas
como si fuera un gigante
luciendo su barriguita
muy ufano y muy galante.

Junto a ellas presumía
por causarles impresión
y ver que cara ponían
pues era esa su ilusión.

“Ahora que voy pintadito
de todos seré la envidia
que no hay otra mariquita
tan grandota y tan bonita”.

Mientras así proclamaba
suave red de mariposas
en su cuerpo se enredaba
capturándolo alevosa.

¡Pardiez! gritó el cazador
¡¿Qué es esta cosa tan gorda?!
Nunca ha visto este señor
mariquita tan oronda.


Y aquí se acaba la historia
del escarabajo fino
que quiso ser mariquita
y encontrose su destino.

(¿Mas sabéis que le ocurrió?:
Lo exponen bien alumbrado
en un museo importante,
con aguja está pinchado
leyéndose en su epitafio:

“Aquí yace la más grande:
La Mariquita Gigante”)


***

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